[¿Puedo ayudarte?]
Le preguntó aquél extraño.
Sofía se secó las lágrimas de la cara y respondió apenas con un hilo de voz.
-No... Gracias... Nadie puede ayudarme.
-¿Pero has intentado pedir ayuda? Tal vez yo pueda, y te sorprenda.
-Lo he pedido a gritos, pero parece ser que todos se quedaron sordos. No me gusta mi vida. Tengo un trabajo en el que me humillan y encima cobro 400 euros puercos. Mi familia está demasiado ocupada para saber siquiera de mí...
-Bueno, tienes razón. Yo no puedo ayudarte. Pero sé de alguien que sí podrá hacerlo. Es más, es la única persona que conseguirá cambios en tu vida. Y esa persona eres tú. Eres la única persona que puede hacer que tu suerte cambie. Si no te gusta tu trabajo... ¿has buscado otro? Si tu familia no tiene tiempo para saber de ti... ¡Llámalos y así sabrán! Y si no te gusta nada de lo que te rodea, haz todos los cambios que puedas para que te guste a partir de hoy mismo.
Ambos se quedaron callados. Sofía rompió aquél silencio con un gracias. Después se despidieron y se marcharon cada uno para sus respectivos lugares.
Sofía, mientras caminaba hacia su casa, pensó en lo que le había dicho aquél hombre.
Tiene razón... Estoy haciendo de un grano una montaña... Todo podría ser más fácil. Y por consiguiente, mejor. Si no me gusta mi trabajo, ¡me busco otro! Lo tengo todo al alcance de mi mano y no hago nada por cambiarlo... Definitivamente soy tonta.
A partir de aquella conversación con ese hombre extraño, todo cambió para Sofía.
6 comentarios
zaray -
Marta -
besos
Dynaheir -
Ramma -
Uno no puede elegir entre un millón de trabajos. Muchos tienen trabajos que objetivamente son adecuados para su formación, y con buenos sueldos, y viven amargados cada día por mil circunstancias.
Muchos no hablan con la familia porque la familia no quiere saber nada de ellos, y no hay posible arreglo. Muchos no tienen amigos y es cierto. No los tienen, porque no hay quien los aguante, y la paciencia tiene un límite que según nos hacemos mayores se hace cada vez más bajo.
No es tan fácil, pero también es verdad que cuando uno lo empieza a ver gris, basta un mal día para que todo ruede cuesta abajo, y se haga una montaña de un grano de arena. Y es muy cierto que muchas veces, si no tienes una mano amiga que te apoye para decirte cosas así, lo negro sigue eternamente siendo negro.
Aunque en realidad lo negro sea solo un cristal que tenemos delante.
Un texto optimista, eso sí :-)
Olaya -
Beu Ribe -
:*